lunes, 22 de septiembre de 2008

LA LIBERTAD DEL SUFI

Al sufismo no se le puede llamar religión porque esta libre de principios, distingos y diferencias, los cimientos sobre los que se fundan las religiones. Tampoco se le puede llamar filosofía porque la filosofía estudia las cualidades y variedades de la naturaleza, mientras que el sufismo estudia la unidad. Por lo tanto mejor llamarlo sencillamente el aprendizaje de un punto de vista. La palabra sufi implica pureza, y la pureza consiste de dos cualidades. Puro quiere decir no mezclado con otro elemento, o en otras palabras aquello que existe en su propio elemento, puro y sin manchas.

La segunda cualidad de la pureza es su gran adaptabilidad. Tal también es la naturaleza del sufi. En primer lugar se purifica a sí mismo llevando la visión de Dios constantemente delante de si, no permitiendo que las manchas de las diferencias y distingos materiales se reflejen en su corazón, ni la buena ni la mala sociedad, ni la comunicación con personas de clase alta ni de clase baja. Ni siquiera la fe o alguna creencia pueden interferir con su pureza. El sufi muestra su hermandad universal en su adaptabilidad. Entre los cristianos es cristiano, entre los judíos es judío, entre los musulmanes es musulmán, entre los hindúes es hindú, pues él es uno con todos, y por eso todos están con él. Permite que todos se unan a su familia, y a la vez se da permiso para unirse a otra. Nunca pregunta: ¿Cuál es tu credo o país o religión?" Ni pregunta: "¿Cuál es tu doctrina o tu dogma?"

Llámalo hermano, él contesta hermano, y lo dice con sinceridad. En cuanto a dogma, el sufi no tiene, pues la dulzura que puede beneficiar a uno puede ser mala para otro. Así con todo dogma, bueno o malo, benigno o cruel. Si le pedimos a un soldado que tenga misericordia durante la batalla, en el acto será derrotado. Este demuestra que todos tienen sus principios para cada acto o situación. Una persona puede creer en cierto principio, mientras que otra puede creer lo contrario. Lo que una persona quizás llame bueno otra podrá llamar malo. Uno dice que cierto camino es el correcto, mientras que otro va en dirección contraria. El sufi, en vez de obstinarse en lo que le gusta o disgusta y en vez de limitarse a una cierta fe o creencia, razonando el bien y el mal, coloca su punto de vista en el del otro, y así ve la razón por la que cree o no, por la que alguien considera algo correcto o no. También entiende porque lo que algunas personas llaman bueno otras llaman malo, y de este modo, dominando su punto de vista llega a la verdadera cima de la sabiduría.

(Hazrat Inayat Khan)

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