lunes, 13 de septiembre de 2010

EL SILENCIO COMO FUNDAMENTO DE LO ETERNO, J. Krishnamurti


¿Puede la totalidad de la mente estar en completo silencio?
Eso sólo puede ocurrir cuando hemos comprendido el valor del pensamiento, dónde éste es importante y dónde carece de importancia. Sin comprender la naturaleza y estructura del pensamiento, jamás darán ustedes con este silencio.

Y el silencio es indispensable. Cuando miramos una nube, y el resplandor de la luz en ella, si nuestra mente se encuentra parloteando, vagando, especulando, verbalizando, no puede ver la belleza de la nube. La mente tiene que estar quieta, y estará quieta si uno ha negado, si ha descartado el control, la autoridad; todas las cosas que la mente ha producido a fin de encontrar la verdad o la iluminación, son de hechura humana y, por tanto, están presas en el tiempo. Y para descubrir aquello que no pertenece al tiempo, que no tiene medida, que es innominable, la mente tiene que estar por completo silenciosa.

Cuando ustedes ven eso, entonces hay claridad en la observación y en el aprender, lo cual es la acción de la inteligencia. Al observar lo que es falso, las células del cerebro se aquietan, y con ello la mente adquiere –sin esfuerzo alguno, de manera suave, fácil y natural- una calma extraordinaria. Y en ese silencio de la mente no existe el tiempo. En ese silencio no existe el observador ni la experiencia, sino sólo esa cualidad de completo y total silencio. En ese silencio la puerta está abierta. Lo que hay más allá de la puerta es indescriptible, no puede ponerse en palabras.



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