lunes, 2 de abril de 2012

LA AUTO-OBSERVACIÓN, George Ivanovich Gurdjieff


La auto-observación es un poderoso método no solo para realizar un estudio de nosotros mismos, sino como trabajo hacia la transformación de sí. Es la mejor aproximación para comenzar una relación completamente nueva con nosotros mismos. La observación de sí, tal como la describe Gurdjieff, es un camino íntimo hacia nuestra propia mente, cuerpo y espíritu, que nos permite experimentar nuevos niveles de consciencia, armonizando así nuestras vidas.

Gurdjieff dice que debido a nuestros condicionamientos y a la educación, la mayoría de nosotros vive una vida mecánica y ordinaria. Inconscientes de nuestro potencial real, nuestra esencia, nos pasamos la vida identificados con la personalidad, con la imagen creada de nosotros mismos y con cualquier pensamiento, sensación, sueño o emoción que captura nuestra atención en un determinado momento. Vivimos la ilusión de ser los maestros de nuestras vidas debido a que ponemos la sensación de YO rápida y mecánicamente en cada impulso que aparece, especialmente en aquellos que apoyan la imagen que tenemos de nosotros mismos. De esta forma no somos conscientes de nuestra fragmentación interna, de nuestra carencia de voluntad y elección como resultado de dicha fragmentación.

Nos perdemos a nosotros mismos a cada momento de nuestra vida, lejos de estar en contacto con la Totalidad que nos pertenece. La visión de Gurdjieff sobre la auto-observación provee un punto de partida excelente para todo aquel que busca un entendimiento más profundo de sí mismo.

El esfuerzo fundamental del Trabajo es el observarse a sí mismo tal como se es, intentando ser testigos, estar presentes de cualquier cosa que suceda en el momento. Se debe intentar descubrir en nosotros mismos una atención que pueda dilucidar si lo que estamos experimentando en el momento es un pensamiento, una sensación, un sentimiento, o la combinación de estas u otras funciones. Debemos intentar observar nuestra identificación con los hábitos, incluyendo los sueños, la imaginación, la charla interna, etc., y verificar nuestra carencia de unidad interna. En el intento de auto-observación, que a menudo requiere ir en contra de los hábitos para verlos más claramente, es importante recordar no juzgar o analizar lo que vemos.

De acuerdo a Gurdjieff, el juicio o el análisis nos empujará dentro de un círculo vicioso de identificación con el contenido de nuestra consciencia, especialmente con nuestras propias reacciones a lo que observamos, consumiendo así la atención disponible para continuar con el trabajo de la observación. Si a pesar de nuestras mejores intenciones, aparece dicho juicio o análisis, éste debe ser incluido en el trabajo de auto-observación. El Trabajo invita a ser un científico cuyo objeto de observación somos nosotros mismos.

La observación de sí debe abarcar, no solo el proceso mental o psicológico, sino los procesos y energías del cuerpo físico. Según Gurdjieff, el YO SOY, nuestra presencia real, solo puede despertar al enraizar nuestra consciencia en la sensación viva del cuerpo. La observación de sí depende finalmente de la apertura a una energía superior, a una consciencia más alta y ello comienza con el mantenimiento voluntario de la atención disponible en nosotros sobre nuestro propio estado somático en el momento. Gurdjieff deja claro que solo cuando nuestra atención ordinaria está activamente ocupada en experimentar el momento presente que la consciencia a esta energía superior puede aparecer, una energía que nos relaciona simultáneamente con nuestro mundo interno y externo.

Por lo tanto, el punto inicial de la auto-observación debe ser el conjunto de la sensación corporal. Y es a través de esta sensación, que podemos discernir los diferentes movimientos y energías de nuestras propias funciones internas. Sin la estabilidad de esta sensación, los esfuerzos en el trabajo de la observación de sí se tornarán rápidamente en identificación con cualquier cosa que nos atraviese.


Auto-observación y niveles de sensación:

La sensación puede ser experimentada en diferentes niveles, dependiendo del grado de atención y relajación de cada uno. Estos niveles son:

- La sensación automática y superficial de los dolores.
- La sensación más sutil de la temperatura, el movimiento y el tacto.
- La sensación de hormigueo de la totalidad de la piel.
- La sensación compacta del peso y la forma del cuerpo.
- La sensación vívida de la estructura interna de la fascia, músculos, órganos, huesos, etc., incluyendo las tensiones.

La sensación vibrante e integradora de los campos energéticos del cuerpo y los circuitos que conectan todas las funciones del ser.

La sensación profunda y acompasada de espacio y silencio que se encuentra en el corazón de nuestro ser somático. Esta es una etapa crucial en el trabajo de auto-observación porque sólo experimentando la sensación como ambos, espacio y silencio, que podemos abarcar la totalidad de nosotros mismos. Es en este "abarcar" que comienza la transformación de uno mismo.

Sin embargo, para algunas personas que realizan este trabajo de observación de sí, la observación de su cuerpo rara vez va más allá de la proyección mental de la sensación. Para otras, ello envuelve solo la sensación de la piel o de las tensiones más superficiales. Todo esto es comprensible porque ir más profundo dentro de nuestro organismo significa abrirnos a nuestra vida interna, a las fuerzas reales que nos mueven. Estas fuerzas incluyen, no solo nuestras aspiraciones, esperanzas o potenciales más profundos, sino también el miedo, la pena, la ansiedad, el dolor y el trauma que resuena en la compleja interrelación de nervios, huesos, músculos y vísceras que llamamos nuestro cuerpo.

A pesar de que el método de observación de sí es una poderosa herramienta de
auto-estudio, el aprendizaje de abrirnos a nosotros mismos conlleva algo más que la aplicación de técnicas o ejercicios. Se precisa conocimiento, sinceridad y sensibilidad. Tenemos poca consciencia directa de las operaciones de nuestro cerebro y sistema nervioso, exceptuando su reflejo en los tejidos, estructuras y movimientos de nuestro cuerpo. Generalmente, la práctica de la atención difícilmente alcanza más allá de las capas más superficiales de tejidos, órganos y músculos condicionados por años de inconsciencia, negatividad y mal uso. El cuerpo, en especial las vísceras, se ha convertido gradualmente en almacén acorazado de experiencias no digeridas e impresiones difíciles de confrontar. En un acto de supervivencia, nuestro sistema nervioso cierra las puertas a estas experiencias a través de una especie de amnesia orgánica. Pero mantenerlas cerradas consume una enorme cantidad de energía y desarmoniza niveles profundos de nuestro ser.

Auto-sensar y escucha:

En la práctica de la auto-observación es importante saber dónde parece pararse la atención, dónde no puede ir más allá. Estos es posible a través del llamado "auto-sensar", una clase de ver y escuchar internamente en la cuál, uno comienza con la sensación y receptividad en los ojos y oídos, incluyendo las impresiones que éstos reciben, y permitiendo esta sensación y receptividad expandirse gradualmente a través de todo el cuerpo. Esta expansión debe incluir nuestros músculos voluntarias y el esqueleto, así como el corazón, los pulmones, el diafragma, los órganos digestivos, los genitales y demás. Es en estos lugares donde se mantienen los patrones más profundos de nuestras energías, la fuente real de nuestra conducta. Aquí se reflejan también las manifestaciones físicas (especialmente las tensiones innecesarias y contracciones que, como Gurdjieff dice, consumen la energía necesaria para el Trabajo) de nuestras propias barreras a la totalidad.

Así, se puede comprender que la llave del auto-conocimiento y de la auto-transformación se encuentra en nuestros sentimientos y emociones. Gurdjieff deja claro que nuestros sentimientos y emociones son los caballos que conducen el carruaje de nuestro cuerpo. Ellos dan forma y reflejan nuestras relaciones y actitudes hacia nosotros mismos y hacia el mundo. A medida que continuemos con este trabajo de auto-sensar, podremos ver que ciertos tipos de sentimientos nos abren, permitiendo que nuestra consciencia se mueva libre en el organismo, mientras que otros nos cierran, dejando a la consciencia y a las impresiones fuera. Podemos también comprender que la observación y el estudio real de las emociones no son un proceso mental o psicológico, sino físico. Puede parecer imposible ir más allá en nuestra consciencia de una barrera. Debemos de retirarnos un poco y permitir que la sensación de esta barrera sea más profunda. Cuando traemos la atención a la sensación previa de facilidad, el sistema nervioso puede relajar un poco de su control y alguna de las tensiones puede comenzar a disolverse por sí misma. Podemos también permitir que la atención se mueva hacia partes de nosotros mismos que estén más libres y relajadas. Entonces, simplemente permitimos que esta sensación de facilidad y confort se expanda a las partes del cuerpo que están más tensas. En cuanto algunas de las tensiones más superficiales comiencen a disolverse, es posible observar niveles orgánicos de tensión más profundos y sentir las emociones y las experiencias asociadas con ellas. Realizando este trabajo de auto-sensar, es importante aproximarnos a nosotros mismos con suavidad y compasión. Nos ha llevado muchos años el ser lo que somos hoy y es casi imposible ver o romper nuestras barreras (buffers) a la totalidad por la fuerza o la imposición. También, según Gurdjieff, liberarnos de todas estas barreras o buffers de repente podría ser una experiencia intolerable que nos llevaría a vivir en un caos, debido a que veríamos de repente cómo somos en realidad. Lo que se necesita es una apertura sin forzar lo que estamos viendo en el momento, un profundo movimiento interno de bienvenida hacia cualquier cosa que aparezca. A través de sentir estas manifestaciones, abriéndolas tal como estuvieren, al alcance de nuestra atención, podremos comenzar a ver y transformar esas experiencias e impresiones, tanto del pasado como del presente, que se hallan encerradas lejos del alcance de nuestra consciencia. Que el método de auto-observación sea un camino íntimo sólo es posible si estamos realmente dispuestos a exponernos a nosotros mismos. Lo que se necesita, dice Gurdjieff, es sinceridad interna. Pero esta disposición a exponerse, a hacernos presentes a nosotros mismos, necesita del apoyo de condiciones especiales y de personas que puedan ayudarnos a retornar a nuestro hogar verdadero sobre esta tierra, nuestro cuerpo. Es necesario abrir las puertas de cada habitación, entrar en ellas e iluminarlas. Esto no es fácil, pero es posible. Debemos recordar que solo a través de la sensación viva, "respiratoria" de la totalidad de nosotros mismos es que podemos vivir de forma más consciente y armónica. Esta sensación, libre de ser restringida por actitudes emocionales inconscientes que actúan sobre nuestros músculos y órganos, es en sí misma la sensación de vida, además del espacio y el silencio que se encuentran en su corazón.

(Tomado de: concienciaplanetaazul)


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