lunes, 26 de mayo de 2008

HERMANO ROGER...


Pastor suizo Louis Schutz-Marsauche, más conocido como el hermano Roger, padre fundador y prior de la COMUNIDAD ECUMÉNICA DE TAIZÉ
(12 de mayo de 1915 - 16 de agosto de 2005)

Todo comenzó por una gran soledad cuando, en agosto de 1940, a la edad de veinticinco años, el hermano Roger dejó su país natal, Suiza, para ir a vivir a Francia, el país de su madre. Desde hacía varios años, llevaba consigo la llamada a crear una comunidad donde se concretara todos los días una reconciliación entre cristianos, «donde la bondad del corazón fuera vivida muy concretamente, y donde el amor estuviera en el corazón de todo». Esta creación, el hermano Roger deseaba insertarla en el sufrimiento del momento, y fue así como, en plena guerra mundial, se instaló en la pequeña aldea de Taizé, en Borgoña, a unos kilómetros de la línea de demarcación que dividía a Francia en dos. Escondió entonces a refugiados (particularmente a judíos), quienes sabían que al escapar a la zona ocupada, podrían encontrar refugio en su casa.

Más tarde, algunos hermanos se unen a él, y el día de Pascua de 1949 los primeros hermanos se comprometen para toda la vida en el celibato, la vida común y una gran sencillez de vida.

En el silencio de un largo retiro, en el transcurso del invierno de 1952-1953, el fundador de la comunidad escribió la Regla de Taizé, que expresa para sus hermanos «lo esencial que permite la vida común».

A partir de los años cincuenta, algunos hermanos fueron a vivir en lugares desfavorecidos para estar al lado de los que sufren.

De 1962 a 1989, el propio hermano Roger visitó la mayoría de los países de Europa del Este, a veces para encuentros de jóvenes, autorizados pero muy vigilados, a veces para simples visitas, sin posibilidad de hablar en público («Me callaré con vosotros», decía a los cristianos de esos países).

La comunidad de Taizé reúne actualmente unos cien hermanos, católicos o de diversos orígenes evangélicos, procedentes de más de veinticinco naciones. A través de su propia existencia, la comunidad es un signo concreto de reconciliación entre cristianos divididos y entre pueblos separados.

Viniendo del mundo entero, los jóvenes se encuentran actualmente en Taizé todas las semanas del año para encuentros que pueden reunir de un domingo a otros hasta seis mil personas procedentes de más de setenta naciones. Con los años, cientos de miles de jóvenes han pasado por Taizé, meditando el tema «vida interior y solidaridad humana». Buscan descubrir, en las fuentes de la fe, un sentido a su vida y se preparan para asumir responsabilidades allí donde viven.

Hombres de Iglesia visitan de igual modo Taizé, y la comunidad acogió de esta manera al papa Juan Pablo II, a tres arzobispos de Cantorbery, a metropolitas ortodoxos, a los catorce obispos luteranos de Suecia, y a numerosos pastores del mundo entero.

Para quienes le conocimos en su visita a Chile el año 1979, no quedó dudas sobre la enorme fuerza moral e integridad humana que irradiaba el Hemano Roger y su comprensión de la importancia de la unidad cristiana.


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