lunes, 13 de diciembre de 2010

EL CRISTO INTERIOR, Javier Melloni


“Cada tradición religiosa es un camino hacia el desvelamiento de lo Real. Los cristianos somos aquellos que hemos sido seducidos por Yoshua Emmanuel y recurrimos a los Evangelios, unas palabras escritas que tienen su culminación en la transformación de quien las lee. El Cristo naciente está albergado en cada interior humano. Hay semillas de divinidad por doquier. Yoshua Emmanuel vino a despertarnos y desde entonces estamos amaneciendo a pesar de nuestro adormecimiento”.

Javier Melloni es jesuita, teólogo y antropólogo especializado en diálogo interreligioso y mística comparada. Ha realizado diversas estancias en la India y vive en la Cueva de San Ignacio (Manresa), donde acompaña, reflexiona y escribe sobre las diversas manifestaciones de la experiencia de Dios, tratando de integrar las tradiciones occidentales y orientales.

Autor de numerosos libros sobre mística, ahora publica El Cristo interior (Herder) donde se adentra en lo que es más nuclear de la experiencia cristiana: la contemplación de la persona de Yoshua Emmanuel. Según el autor, “este libro es una copa colmada de oración que ofrece su vino en pequeños sorbos para que sea recibido en el mismo clima meditativo que lo ha gestado”.

“Me apasiona todo aquello que contenga Verdad, Belleza y bondad, venga de donde venga y vaya hacia donde vaya, porque todo proviene de la misma Fuente.”

¿Qué nos recomendarías para acallar el ruido mental que tantas veces nos acompaña?
Lo más básico y sencillo es tomar conciencia de la respiración y entrar en ella. La respiración contiene el ritmo fundamental de la vida: acoger y entregar, recibir y ofrecer.

Además de los espacios más largos que deberíamos cuidar al comenzar y acabar el día a los que me he referido anteriormente, durante la jornada también es muy bueno detenerse por unos momentos y escuchar este ritmo de la respiración para percibir que la vida se nos está dando continuamente como don, mucho antes de que pretendamos conseguir algo. Lo más importante se es ofrecido continuamente y no nos enteramos. Conectar con la respiración es el modo más sencillo, más cercano, más inmediato de sumergirse en el don continuo en el que somos, nos movemos y existimos.

El valor del silencio…

El silencio no es la ausencia de ruido sino de ego. El ruido del ego es el murmullo continuo de lo que hay que conseguir o que defender. El silencio, en cambio, es el acallamiento de ese murmullo, un estado de apertura y de agradecimiento ante una Presencia que está permanentemente en todo y a la que se llega por medio de la autopresencia.

¿Qué hizo despertar en ti el interés por otras religiones y filosofías como el hinduismo, budismo, zen, …?

La búsqueda de la interioridad y el modo de acceder al corazón de la Realidad. El Dios personal bíblico es de una gran belleza pero con frecuencia es demasiado antropomórfico.

Por otro lado, la teología cristiana del S.XX estaba marcada por la muerte de Dios preconizada por Nietzsche y por Auswichzt. Sin negar el escándalo del mal, yo percibía su presencia, su discreta presencia en todo y nuestra teología y filosofía sobre la ausencia de Dios no me satisfacía. Era demasiado mental. Buscaba un silenciamento capaz de revelar su presencia en todo. Y esto es lo que aportan sobre todo los caminos de oriente: la sabiduría del silenciamiento para que entonces la Presencia hable.

¿En qué se han equivocado las religiones para causar cierto rechazo cuando la búsqueda de sentido de vida es inherente al ser humano?
Las religiones se han equivocado en su pretensión de totalidad, que les ha hecho secuestrar el Misterio. Cada una ha pensado que agotaba los caminos hacia el Absoluto absolutizando su propio camino, en lugar de aceptar y de alegrarse de que puedan haber otros múltiples accesos para llegar a esa misma Plenitud.


EL CRISTO INTERIOR



ENCONTRAR A DIOS EN EL SILENCIO



LA BÚSQUEDA ESPIRITUAL





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